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Una historia de la Guerra contra las Drogas

¿La Guerra contra las Drogas ha terminado?

La Guerra contra las Drogas fue una política de gobierno iniciada por la administración del presidente de EE.UU. Richard Nixon en 1971. Esta política interna ha tenido una gran influencia en las actitudes entorno al cannabis durante casi 40 años, no sólo en EE. UU. sino en todo el mundo. Si bien la Guerra contra las Drogas no ha terminado de manera oficial, su popularidad declinó durante la presidencia de Obama (2009-2017). ¿Por qué?

Una historia de la Guerra contra las Drogas: la era Nixon

Antes de responder a esa pregunta, echemos un breve vistazo a la historia de la Guerra contra las Drogas (War On Drugs) y la forma en que esta impactó en el cannabis, pero también el efecto devastador que tuvo en la sociedad estadounidense. Hoy en día, la gente es más cínica de cara a las metáforas y eslóganes utilizados por los políticos para enmarcar sus narrativas (desde la Guerra contra el Terror hasta la menos definida guerra contra el Covid), pero durante la década de 1970 esos mensajes tan contundentes eran muy eficaces.

El presidente Richard Nixon comenzó su campaña de Guerra contra las Drogas en 1971, anunciando al público americano que las drogas eran el enemigo número uno y los medias rápidamente poniendo el foco. Esta política supuso grandes inversiones en medidas de prevención y sanciones, así como la entrada en prisión para los infractores. Aunque es fácil ver una conexión entre la política de Nixon y la Convención Única sobre Estupefacientes de la ONU de 1961 (que obtuvo una enmienda en 1972), siempre se ha sugerido que había fuerzas más ominosas detrás de la política.

En 1994, uno de los principales asesores de Nixon en aquella época, John Ehrlichman, reveló en una entrevista que: “La campaña de Nixon en 1968, y más tarde la Casa Blanca de Nixon, tenían dos enemigos: la izquierda antiguerra y los negros. ¿Entiendes lo que quiero decir? Sabíamos que no podíamos hacer que fuera ilegal estar en contra de la guerra o ser negro, pero consiguiendo que el público asociara a los hippies con la marihuana y a los negros con la heroína, y luego criminalizando fuertemente a ambos, podíamos romper esas comunidades.”

Ciertamente se diferenciaba poco entre las drogas “blandas” como la marihuana y las “duras” como la heroína (al contrario del enfoque adoptado por los Países Bajos en su política sobre el cannabis en la década de los ‘70); y la Administración para el Control de Drogas (DEA) que se estableció en 1973 aplicó agresivamente la campaña antidrogas en el país y en el extranjero.

Guerra contra las Drogas: la era Reagan

Cuando el ex actor de Hollywood Ronald Reagan llegó a la presidencia, la política de la Guerra contra las Drogas estaba consagrada en la doctrina republicana, pero el nuevo presidente llevó la guerra contra las drogas a un nivel completamente nuevo. Su presidencia coincidió con una epidemia de crack en las calles de Estados Unidos, si bien en el circo mediático que le siguió (caracterizado por la campaña Just Say No) los consumidores de marihuana también fueron objeto de ataques masivos. Entre 1980 y 1997, el número de personas encarceladas por delitos de drogas no violentos en EE.UU. aumentó de 50.000 a 400.000, con un porcentaje desproporcionado de afroamericanos.

Fue durante este tiempo que muchos criadores de marihuana de los EE.UU. huyeron de su país y su política draconiana contra el cannabis, encontrando refugio en los Países Bajos. En el proceso iniciaron una revolución intercontinental en la crianza del cannabis, que sentó las bases de la industria moderna de semillas de cannabis.

Con la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca en 1994, se empezó a restar importancia al uso del imaginario de la guerra en relación con el debate sobre las drogas. ¡El presidente demócrata es famoso por afirmar que probó la marihuana pero que “sin inhalar”! También fue en esta época cuando los activistas pro cannabis de California consiguieron que se suavizaran las leyes sobre la marihuana, a la Proposición 215 (la Ley de Uso Compasivo). La llegada de George W. Bush en 2001 coincidió con el atentado de las Torres Gemelas y el lenguaje de la guerra se reutilizó para un nuevo enemigo: la Guerra contra el Terror.

Guerra contra las Drogas: el dial back del Siglo Veintiuno 

Fue la llegada al poder de otro demócrata en 2009, lo que de verdad hizo que la política y las actitudes hacia el cannabis en los Estados Unidos cambiaran. Cuando se le preguntó si había consumido marihuana, Barack Obama, respondió: “Cuando era un niño inhalaba… ¡esa era la idea!”. (una referencia al comentario de Bill Clinton la década anterior que tanta burla suscitó). Obama reconfiguró la narrativa de la “guerra” cambiándola a una de salud pública, y optó por una política de “mirar hacia otro lado” cuando los estados comenzaron a legalizar el cannabis, a pesar de que todavía seguía (y sigue) siendo ilegal a nivel federal. El presidente Trump también continuó con este enfoque hacia el cannabis cuando asumió el poder. Al término del mandato de Barack Obama, en enero de 2017, 10 estados de Estados Unidos habían votado a favor del cannabis recreativo, entre ellos Colorado, California y Oregón.

¿La Guerra contra las Drogas terminó?

Dondequiera que el abuso de sustancias cause destrucción y dolor, existe un problema que la sociedad debe abordar. No obstante, en Norteamérica los días de la Guerra contra las Drogas, cuando se creía que el problema podría ser borrado del mapa, fueron reemplazaros por un acercamiento más pragmático. Es irónico el hecho de que el país que impulsó la prohibición del cannabis en el mundo, por virtud de su dominancia geoestratégica, ha dado forma a la nueva economía del cannabis del siglo Veintiuno. Desgraciadamente para la planta del cannabis y sus consumidores, parece que el resto del mundo sigue lentamente los pasos del creador de la guerra contra las drogas…

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